Septiembre es sinónimo de la vuelta a la rutina, del inicio de curso, y para muchos, de mudanza. Algunos estudiantes que comienzan un nuevo año académico se ven en la tesitura de buscar vivienda en Málaga. Y la búsqueda de un piso de alquiler, o de una habitación, se complica en la capital (por un lado, el precio medio de un cuarto es de 400 euros, y de media por un anuncio compiten 38 personas para conseguirlo). De cara a la búsqueda y elección de un nuevo hogar para el próximo curso escolar, la Asociación Española de Consumidores ha compartido una serie de consejos para hacer esta tarea 'más sencilla y para evitar posibles problemas, tanto al inquilino como a los propietarios.
Consejos para alquilar un piso de estudiantes
La Asociación enumera los siguientes consejos que deben tener en cuenta aquellos estudiantes que se encuentren buscando piso (y que puede extenderse a otros usuarios que estén en la misma situación):
En primer lugar, recomiendan comparar precio y calidades de los apartamentos, así como actuar con la antelación suficiente 'para elegir la mejor opción'.
También es importante analizar la ubicación donde se encuentre la vivienda. Destacan que es importante que se encuentran en zonas de ocio, cercanas a supermercados, así como las opciones de transporte público. Respecto a este último punto, Málaga cuenta para moverse dentro de la ciudad autobús, metro y cercanía, por lo que será recomendable conocer qué opción se tiene cerca y cuál es la mejor para acudir a las clases.
Lo que acuerden propietario e inquilino debe quedar indicado en el contrato. 'Que todo quede reflejado por escrito te garantiza una serie de derechos a los que acudir en caso de necesidad'. Además, avisan a los estudiantes que se nieguen a entregar una fianza o mensualidad sin un documento de por medio en el que se especifique el acuerdo, con DNI y firma, y el recibo de la cantidad.
La Asociación especifica que es el propietario del piso es responsable de las cosas que se rompan (electrodomésticos, muebles, etcétera), excepto de aquellas que se estropeen por el uso cotidiano (bombillas, vasos, platos, etc.). 'Este régimen de responsabilidades debería quedar claramente especificado en el contrato', señala.
En general, los gastos para el mantenimiento del piso los paga el arrendador salvo que se haya pactado lo contrario por contrato. Por su parte el inquilino debe abonar los servicios como el agua, gas o el teléfono, salvo que se pacte lo contrario en el contrato.
La asociación advierte a los estudiantes que no alquilen una vivienda sin verla antes en persona. Explica que las fotos de los anuncios publicadas en internet pueden no mostrar el estado real del piso, por lo que es mejor personarse y comprobar cómo está.
Antes de que el inquilino entre al piso, se debe hacer un inventario de enseres, electrodomésticos y mobiliario.