Sin transportes, sin clases y con muchas zonas anegadas y más de 4.000 desalojados. Multitud de imágenes recordaron a las de la riada de 1989.
El paso de la DANA por Málaga desnudó la fragilidad de numerosas infraestructuras que sufre su capital y la provincia. Si la jornada arrancó en pausa, gracias al aviso a los móviles del día anterior, pronto quedó totalmente paralizada. Ni el Metro, ni el AVE, los Cercanías o los autobuses e incluso los taxis, pudieron prestar sus servicios. Sin juicios, sin clases, tampoco el jueves. Finalmente, sin supermercados.
Incluso el Hospital Clínico, con el agua transitando por los laboratorios y su aparcamiento convertido en una piscina con coches atrapados, necesitó aplicar el plan de emergencia y sólo ha atendido las urgencias. Como los centros de salud del distrito Málaga-Guadalhorce. En el Regional, buena parte de los trabajadores dobló turnos para evitar el desplazamiento de los compañeros.